|
Pastora Fior Christopher |
Estamos trabajando para lograr un cambio, profundo y duradero.
Un cambio que nos permita dejar atrás para siempre el estigma de la desigualdad y el subdesarrollo.
Y cuando digo estas palabras, quiero que se entienda bien a qué me estoy refiriendo, porque no son palabras vacías, son cambios en el día a día de nuestra gente. Cambios reales y trascendentales.
Les daré un ejemplo sencillo, pero que me tocó el corazón.
Hace poco en una actividad de inauguración de una escuela en el municipio de Barahona, el sacerdote Ronny Stephan que le tocó bendecir ese plantel dijo estas palabras: “Ahora a los niños de las escuelas públicas les brilla el cabello”.
¡Qué cosa tan pequeña!, dirán algunos. Pero yo pensé entonces en el significado profundo de esas palabras.
Detrás de ese brillo en sus cabellos y de esas sonrisas infantiles nosotros sabemos que hay una alimentación adecuada, una madre tranquila, un hogar en paz, un futuro de educación y una vida en transformación.
Detrás de ese brillo en sus cabellos hay una generación distinta de dominicanos y dominicanas.
Una generación que no sabrá lo que es el hambre, que no conocerá el miedo de quedarse solo en casa, que no aprenderá en las calles. Una generación que siempre sabrá que en caso de emergencia el 9-1-1 está cerca y que tendrá un centro de salud al que acudir cuando lo necesite.
Esa generación, que ahora comienza en la tanda extendida y que tiene a sus hermanos pequeños en una estancia infantil, no recordará en unos años la República Dominicana que dejamos atrás.
Con el trabajo que nos proponemos completar en los próximos 4 años, esa generación de niños y niñas no se acordará de los apagones, ni se imaginará un país sin internet en cada lugar.
No caminará por caminos de polvo, ni pondrá su vida en peligro subiendo a un transporte colectivo precario.
No sabrá lo que es vivir en un hogar sin baños y en el que comparten una habitación hermanos y padres.
No conocerá la humillación de ser excluido, ni la tristeza del desamparo.
Muchos de esos niños y niñas serán en unos años universitarios excelentes, trabajadores con dignidad, empresarios exitosos, líderes de nuestro nuevo país.
¡Ese será nuestro verdadero legado!
Una generación de hombres y mujeres que viven en igualdad, sanos, preparados y felices.
Una generación que camina orgullosa de la Patria que los ha hecho libres!
Este, amigas y amigos, es nuestro nuevo grito de Capotillo!!
El que liberará todo el potencial de nuestra gente, para hacer posible una nueva República Dominicana. Más grande, más fuerte, más justa y más solidaria.
Ese fue el verdadero sueño de los padres de la Patria.
Esa fue la tarea que nos propusimos desde el primer día de vida política junto al Profesor Juan Bosch.
Esa es ahora la misión que nos da el pueblo dominicano.
Y tienen mi palabra de que no descansaré un solo día hasta cumplir esa misión!
No vamos a desaprovechar ni un solo minuto de los próximos cuatro años.
No dejaremos espacio al cansancio, a la rutina ni a la mediocridad.
Si los dominicanos nos concedieron la mayor
victoria democrática de las últimas décadas,
nosotros vamos entregarles a los dominicanos el
mejor cuatrienio de nuestra historia reciente!!
No les quepa duda: Vienen tiempos gloriosos para la República Dominicana.
Tiempos de conquista, de orgullo nacional, de esperanzas que se alcanzan, de sueños que se hacen realidad. Tiempos de amplias sonrisas, de cabellos brillantes, de cabeza erguidas.
Tiempos de compromisos cumplidos y de alegría en los corazones.
Este es el camino que comenzamos juntos y que vamos a continuar juntos.
Este es el gobierno de todos, con todos y para todos.
Necesitamos de cada uno de los dominicanos y dominicanas que aman esta Patria!
De los que nos votaron y de los que no.
De los que están satisfechos y de los espíritus críticos.
De los prudentes y de los audaces. De los soñadores y de los realistas.
De todos los que saben que nuestro país está llamado a un destino glorioso y están dispuestos a trabajar por él!
Aquí no sobra nadie. Nadie puede quedarse fuera.
Porque cuando ustedes están de nuestra parte, nada puede detenernos.
Nada puede detener la energía imparable de un pueblo decidido a conquistar su destino y de un gobierno que lo acompaña.
Nada es más fuerte que nuestra fe y nuestro entusiasmo,
Dominicanos y dominicanas.
Ya lo demostramos muchas veces en la Historia, y lo volveremos a hacer.
No lo duden: ¡Lo mejor de nuestro país está en su futuro!
¡El futuro que estamos construyendo juntos!
¡Vamos por más y mejor!
¡Que viva la República Dominicana!
¡Que vivan los Padres de la Patria!
¡Que vivan los héroes de la Restauración!
¡Que Dios derrame bendiciones sobre todo el pueblo dominicano!
¡Muchas gracias!
Formulario de contacto
Sosial Buttons